« Por tramos, Julie Pichavant ha recorrido el trayecto del Río Magdalena desde el primer contacto que ella tuvo en 2015 con su desembocadura, llamada “Boca de Cenizas”. En medio del río como símbolo, logra con esta acción desentrañar su historia personal imbricada a la de nuestras múltiples violencias: no solo referidas directamente a ese cauce, que va de sur a norte cortando la geografía (entre los brazos central y oriental de la Cordillera de los Andes), como quien parte al país en dos; sino también a las de otras vías aferentes que la nutren o, más precisos, podemos decir que la envenenan: como el elocuente nombre de “Beso de la Muerte” que toma la pútrida desembocadura del Río Bogotá al fundirse con este principal afruente del país en Girardot.
Boca de Cenizas en la galería Desborde en Bogotá, curaduría Emilio Tarazona, Jueves 3 de noviembre 7pm, en collaboration avec l’Institut Français et la Ville de Toulouse.
En “Boca de cenizas”, la artista se zambulle tanto en la contaminación (doméstica e industrial), en el desastre producido por las concesiones mineras a cielo abierto (y a gran escala), así como en las vidas interrumpidas arrojadas a esta arteria fluvial como cadáveres remanentes de los conflictos en Colombia. Pero además, aborda la irresponsabilidad de un continente como Europa (incluyendo a su propio país), que externaliza su propia violencia, financiándo la de aquí: ya generando problemas socio-ambientales de la extracción de recursos no-renovables en estas zonas tropicales o haciéndola incluso destinatario directo de sus desechos tóxicos.
Se trata, en suma (y resta), del camino culebrero de una metáfora sobre la desigualdad (no tanto social, sino de aquella que se construye desde la política, la economía y las relaciones humanas); y, más precisamente, sobre la enorme capacidad que tiene un sector de esta sociedad, aún si demográficamente minoritario, para producir daños a todos los demás: como pretendiendo llevar todo lo que tocan a la condición de víctimas. En ese nefasto y contradictoriamente esplendoroso contexto, resulta elocuente la imagen de los peces, aleteando ya en favor o en contra del caudal, ya intentando enmendar las cosas o simplemente, sin hacer preguntas, llevando acaso consigo la memoria histórica (que puede ser registrada, recogida o arrebatada incluso a sus protagonistas) en incontables atrocidades deletéreas (miasmas que segrega la civilización) que este largo y amplio flujo o cuerpo de agua arrastra, siguiendo la ruta de esa fuerza que llamamos corriente ».
Emilio Tarazona
Curador
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